Se cumplen 33 años de Blood Sugar Sex Magik, mucho más que funk rock

 Aunque se tratara del quinto álbum de los Peppers, resulta sorprendente que fuera la primera vez en la carrera de la banda que la misma formación tocaba en dos álbumes consecutivos. Quizá fue una de las claves del éxito del disco. Seguramente, las otras fueron su productor, Rick Rubin, y la camaradería que se creó entre los componentes de la banda tras vivir juntos en la mansión en la que grabaron el álbum.

 El disco empieza con fuerza con "Power of Equality", una canción con mensaje, letras ingeniosas (esta vez, sin delfines) y una sólida base rítmica. "If you have to ask" muestra el gran progreso que habían hecho los Peppers como banda de funk desde el sonido rudimentario de los inicios. El tema presenta una nueva sensibilidad melódica que realza el ritmo. Estaban tan entusiasmados con el solo de guitarra de John que, cuando terminó, todos se pusieron a aplaudir (Rubin lo conservó en la grabación). La adopción de melodías se intensifica aún más en "Breaking the girl", con una introducción que casi hace pensar que continuarían tocando "Norwegian Wood" de los Beatles.

 "Funky Monks" y "Suck My Kiss" se mueven en un terreno más previsible. En la primera, Anthony abandera la reputación licensiosa de la banda, mientras que en la segunda entra en más detalles más explícitos. Pero entra en juego una sensibilidad nueva, como se percibe en "I Could Have Lied", en la que Anthony canta, en vez de rapear, acompañado de una guitarra acústica. Los Peppers no han hecho más que empezar.

 "Mellowship Slinky in B Major" es una animada enumeración de los gustos de la banda (Charles Bukowski, Robert De Niro, Mike Tyson), mientras que en "The Righteous & The Wicked" regresan a la indignación de "Power of equality". Y siguen "Give it away", la canción que se convertía en una de las más representativas de la banda. Surgió de una jam session entre John y Flea; posteriormente, Anthony recordaría que la letra empezó a fluir cuando le oyó tocarla. Es irresistiblemente pegadiza. Anthony, cual profeta saltarín, desarrolla un sermón sobre el hecho de que que dar es mejor que recibir.

 La canción que le da nombre al disco es una gran oda a la lujuria. Pero, a continuación, los Peppers se ponen serios en el segundo tema destacado del álbum, "Under the Bridge". Es la primera vez que Anthony se desnuda emocionalmente para hablar de su adicción. La voz suena más que la música para garantizar que quien la escuche no se pierda ninguna palabra. A Anthony le inquietaba hacer una canción a partir de esa letra tan honesta, pero surgió la ocasión y decidió mostrarse totalmente vulnerable.

 La banda imprime un buen ritmo al álbum, compensando el tono solemne con tres temas "Naked in the rain", "Apache Rose Peacock" y "Greeting song" que hablan del disfrute de los placeres sensoriales de la vida. Es un buen respiro antes de "My Lovely Man", otro tema de homenaje a Hillel Slovak cuyo aire animado reconforta en cierto modo, aunque Anthony cante un recuerdo tan triste y dulce. Esta elegía va seguida de una de las propuestas más impúdicas del cátalogo de los Peppers, "Sir Psycho Sexy", un funk sucio que no deja lugar a la imaginación. Como despedida final, el album concluye con una versión punk de "They're Red Hot" de Robert Johnson.

FUENTE: Carlton Books Ltd.